lunes, diciembre 20, 2010

Procesos

Al final, todo son procesos:

Algunos, no terminan nunca;

Otros, son como puentes.

-Puentes entre procesos-


Atravieso uno de des-composición:

camino hasta topar con mis células,

que se van difuminando y disolviendo

cuando trato de alcanzar mi unidad.


Simultáneamente, atravieso un proceso de auto-fragmentación voluntaria

que no busca en absoluto esa unicidad unánime.

Para encontrar (me),

del mismo modo que un cirujano disecciona los cuerpos,

disecciono mi yo

en el interior de esta extraña armonía.


Mientras, una tensión horrible tensa mi cuerpo hasta el dolor

Hasta cansar mis ojos,

mis músculos…

Cada pedazo de este cuerpo que te presté

jueves, octubre 14, 2010

Internamiento

Indiferencia indómita:

hacia el exterior,
hacia lo palpable,
hacia lo escuchable.


Disolución de los sonidos desolados.


Ensimismamiento obligado,

obcecado,
intrínseco,
interno,
agarrado.


Lejanía tempo-espacial

del mundo,
de las palabras archirepetidas (como las historias),
machacadas.


Camino vacuo,
estéril,
seco.


Golpe de otoño. Vértigo en la nuca.


Fragilidad que suena a hojas secas.


Sabor a viento y a lento pasar.



... No en vano hemos volado.

miércoles, septiembre 22, 2010

Para qué

Todo solía trastocarse en cuestión de segundos.


La presión no era suficiente para llevarle en helicóptero y, mientras, nudos de garganta que crecían y se enrollaban y se desenrollaban para colar después sus puntas hasta las yemas de los dedos, hasta la cabeza, hasta las piernas. Todo se iba atando y tensando mientras otras tensiones iban desapareciendo.


Algo había acabado como algo natural pero al mismo tiempo como algo que ponía un punto, que cambiaba las cosas, que constituía un recomenzar en medio de esos cielos grises. Que obligaba a mirarnos, a cuestionarnos, ¿qué? ¿Qué estábamos haciendo? ¿Estábamos viviendo realmente? ¿Estábamos conociéndonos, rompiendo muros? Sólo la ruptura de los muros conllevaba una felicidad plena, y quizás no los estuviéramos rompiendo adecuadamente.


Me obsesionaban demasiado. Los conocidos-desconocidos. O los supuestos conocidísimos… tan, tan desconocidos, tan lejanos.


Algo se rompía en este ciclo. Un polvo pegajoso de tristeza se iba adhiriendo a nuestra piel, filtrándose por nuestros ojos para siempre mientras las horas pasaban así, pensando y no pensando en el otro lado.

Era en ese momento en el que los ojos solían posarse sobre algún objeto. Unas llaves de coche, por ejemplo, que empezarían a girar, sumisas, bajo alguna retina sedienta de distracción y cansada de ojos, cansada de lágrimas, cansada de pensar. Entonces era necesario perder nuestras miradas, flotar, olvidar quizás.


Recordar, perderse, recordar, perderse, imaginar cómo…

Pero imaginar podía ser también una estupidez porque quizás, en el fondo, ya supiésemos el modo en que todo acabaría. Lamentándonos (por la cuestión de los muros)


Y así otra noche (tan cercana a la otra…) nos acostamos sabiendo (sintiendo) que a unos metros de asfalto (terrenal) dormía él. Tan frío, tan oscuro, tan allí.


Y el allí complicaba un poco el aquí porque no era fácil para los de aquí imaginar el allí, ubicar a las personas que antes estaban aquí… allí, entre tanta lluvia y tantos relámpagos y truenos como había hoy…


Entonces los de aquí echábamos en falta la infancia, ese áurea de ignorancia ingenua, en el que creíamos a pies juntillas lo del cielo, lo de que “allí” se reunían con los que habían partido antes… Pero claro, eso era un poco como los reyes magos… te valía antes… bajo el otro áurea…


Y entonces, imperceptiblemente, bajo el sentimiento post. de que la vida parecía ser dos días y había que aprovechar esos dos días aunque luego fueran 6 (de los que seguramente seguirían valiendo sólo dos…) habíamos comenzado a caminar inertes, a conducir inertes, a sentir en nuestra piel la indiferencia de tantas y tantas cosas porque para qué


Al principio pensaste que el amor nos salvaría de la vida como escribió Velaza, pero luego empezaste a sentir, a oler ese fino polvo de tristeza incrustada que no se marchaba, con el que te tropezabas cada vez que levantabas los ojos o cada vez que te escudriñabas en cada repaso matinal, cuando aún en la cama percibías que para qué


(2 de septiembre de 2010)

jueves, agosto 19, 2010

Esquejes

“Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada, o después de todo
supe que todo no era más que nada”

-José Hierro

***

“Y ahora todo amenaza con volverse real”, como diría Nacho Vegas desde su tristeza casi intrínseca.

Pero real… ¿De qué? ¿Cómo? Y sobre todo, ¿para qué? ¿es posible?

Quizás no haya ningún tipo de realidad posible salvo esos suspiros en la nuca que nos recorren y nos dicen.

Las resacas me confunden y se confunden. Estas fechas son, cada vez más, un vómito de todo. De subir hasta lo más alto para después dejarnos caer con contundencia. Echarnos a nosotros mismos de nosotros mismos. Vaciarnos de todo lo susceptible de doler.

**

Ahora toca volver a emprender la búsqueda. Vagas (y vagas tanto que podrías escribirlo con B porque parece más acolchada para dicha actividad) por el ciber espacio y por el supuesto espacio tangible (que con frecuencia tampoco somos capaces de aprehender).

Ausentas tus ojos, que recorren las páginas de la Universidad de Chile, de la de Santiago, de la Sorbona… Pero sabes que no te irás (Falta de medios.... o quizás de ese estímulo que obligue a tu neurona a decidir...). A pesar de que echas infinitamente de menos Paris y Cortázar no te sabe igual aquí en España porque aquí no te tropiezas cada dos por tres con Horacio ni con la Maga.

[[“Pero en el fondo sé que todo es falso, que estoy ya lejos de lo que acaba de ocurrirme y que como tantas otras veces se resuelve en ese inútil deseo de comprender, desatendiendo quizá el llamado o el signo oscuro de la cosa misma, el desasosiego en que me deja, la instantánea mostración de otro orden en el que irrumpen recuerdos, potencias y señales para formar una fulgurante unidad que se deshace en el mismo instante en que me arrasa y me arranca de mí mismo. Ahora todo eso no me ha dejado más que la curiosidad, el viejo tópico humano: descifrar. Y lo otro, la crispación en la boca del estómago, la oscura certidumbre de que por allí, no por esta simplificación dialéctica, empieza y sigue un camino.

De todos modos, logra transportarte, colocar en tus manos lo inasible.

[…] como si el recuerdo sirviera de algo despojado de esa otra fuerza que en el restaurante Polidor había sido capaz de anularlo como pasado, mostrarlo como cosa viva y amenazante, recuerdo escapado de su dogal de tiempo para ser, en el mismo instante que desaparecía otra vez, otra forma diferente de vida, un presente pero en otra dimensión, una potencia actuando desde otro ángulo de tiro.

Y pre-sientes que tus pensamientos volaron alguna vez, hace tiempo, por su cabeza, después por sus páginas… Y nadie logró nunca explicarte esas sensaciones ni esas preguntas vagas que a veces se cuelan bajo tu cuero cabelludo como lo hace él.

[…] Pensar era inútil, como desesperarse por recordar un sueño del que sólo se alcanzan las últimas hilachas al abrir los ojos; pensar era quizá destruir la tela todavía suspendida en algo como el reverso de la sensación, su latencia acaso repetible.”

-Julio Cortázar]]



Entonces sientes la necesidad imperiosa de tratar de comunicar esto. Pero todo lo ves lejano, difuso, complicado.



Incentivos, ese estímulo que te haga decidir.

lunes, agosto 16, 2010

En este espacio en el que andamos medio muertos y medio vivos.

Entre el sueño y el cansancio extremo nos escondemos de nosotros y de nuestra vida como nunca.

Paramos todos y todo. A la espera de algo que ahora, más que nunca, parece nada.

Ni lo revolucionario… Ni lo que defendiste…

Nada se presenta como merecedor de la pena de nada.

Ves el agujero, ves el vacío, ves la inmensidad negra y nada,

Nada

Nada

Quisieras decir algo bonito, escribir sobre la supuesta emoción de todo esto

y todo lo que encuentras es un mediocre vaso que ya te bebiste. Como la vida.

Y ahora esperas que alguien te rellene ese vaso. Que alguien te obligue a beber y que, sorprendentemente, te acabe gustando de nuevo.

Y así suena Quique González, “aunque tú no lo sepas”.

Sientes que el puzzle se va completando y que la gente espera que todas las piezas vayan encajando y tratan de encajarte pero advierten que no es tan fácil y tú te agobias porque en realidad no ves ninguna pieza con la que te apetezca compartir unas horas de sueños, unas horas de brazos de piel que te envuelvan y te duerman.

domingo, agosto 08, 2010

"Como si fueras a largarte después y no quisieras"

Ahí estás tú. Con ¿tus? cambios y ¿tus? permanencias.
Con ¿tus? nuevas vivencias, pero sigues siendo tú.
Sientes nostalgia de ¿tu? casa y necesidad de frenar por un momento.
De recordarte antes de volver a emprender caminos.

Sólo ahora te das cuenta.
(Cuenta de que llevas un tiempo comenzando constantemente,
recorriendo y viviéndo-¿te?- a toda prisa en esa batidora-licuadora que es la vida.

Y ahora no sabes muy bien cuál es el resultado
-Si es que lo hay.)

Te asusta no saber cuál es el próximo paso. Desconocer.


Tienes mucho pero sabes que decidirás vivir sin nada.




Y el mundo. Un mundo en el que, al igual que a los 15, no sabes muy bien qué pintas (y es que en realidad desde los 15 no han cambiado tantas cosas). Sólo ahora, con perspectiva, adviertes que fue a esa edad y no en otra en la que te topaste contigo. El resto ha sido un desajuste&ajuste de tornillos. Cuestión de luces, de matices.

lunes, abril 19, 2010

5ème soleil

Mi especie se pierde, los ánimos se calientan, la gente se detesta, guerra de egos, siglo XXI, cinismo y desprecio. No se respeta la tierra, la locura alimenta las tripas, fronteras, barricadas, motines y porras, gritos y baños de sangre, bombas que explotan, política del miedo, ciencia inmoral, Insurrección de un pueblo, Mercado de armas, Nuevo orden mundial, fusión de terror, El hombre, el animal mas depredador, El sistema apesta a muerte, asesino de la vida, Ha matado la memoria, para acabar mejor con el futuro, La cabeza llena de discos, los sentidos nos confunden. El 3er ojo abierto, porque el cerebro nos confunde. El ser humano se ha perdido, ha olvidado su fuerza, ha olvidado la luna, el sol y el átomo. Inversión de polos, se dirige hacia el odio. Ha perdido la razón por una excusa que divide, el egoísmo como lema, época miserable, Odio colectivo contra rabia visceral, Un resplandor en el corazón, una lágrima en el ojo, Una oración en la cabeza, un viejo dolor, un vivo rencor. Allí donde muere el perdón, Donde hasta la fé se asusta, venga, ven, nos vamos. Leyes hechas para el pueblo, y los reyes tiranizan, Corporativismo y "bisness" en lo alto de la pirámide, Para que haya más sangre, entre carros y metralletas, Inocente, en un cielo del color de las fábricas, Un silencio de duelo, una bala perdida, toda una familia llorando, un niño asesinado, Milicias del Estado, paramilitares, locuras cerebrales, pueblos enteros arrasados, barrios de chabolas de miseria a la entrada de palacios, libertad robada, sinónimo de papeleo. Humanidad cambiada por una vida ilusoria, Entre el estrés del día y las angustias de la noche, La cabeza llena de neuras, los nervios crispados, Caracterizan al hombre moderno, muy a menudo corrupto, Y cuando la ciudad duerme, muchas veces llega, una muerte silenciosa, un sin techo en medio del frío. Cárcel de cemento, una venda en los ojos. El combate es demasiado largo para ver un poco de luz. Las familias se rompen y los padres escasean, Los niños ya no ríen, se construyen murallas, Las madres se esfuerzan, uno de cada tres jóvenes en chirona, Toda esta mierda es real, asi que seguiremos enfrentándonos. Es la mala tripa que nos come las tripas. Una botella de Vodka, unos gramos de marihuana. Algunos no vuelven, la presión es violenta. Subutex inyectado en un charco de sangre, Niños que se pelean, otro navajazo. Ya no es a casa donde los niños vuelven temprano. Aprenden la astucia en un vaso de cólera, formateo de la calle, formateo escolar, cada uno su disco, cuando los mundos se encuentran, es el choque de culturas, incluso el odio de la verguenza. Las barreras están ahí, en nuestras cabezas, bien calentitas.
Los más duros se hunden rápido,
es la ley del más débil, pero aquí nada es de color rosa, la monotonía continúa. En los corazones heridos, que mueren a fuego lento. No llores, hermana, porque tú diriges el mundo. Tu corazón es noble, cree en tí y anímate. No escuches a los bastardos que quieren verte triste. Incluso la madre Tierra está enferma, pero la madre Tierra resiste. El hombre se ha construido su mundo, aprendiz creador, lo ha estropeado todo, sanguinario depredador. Babilonia es muy grande, pero no es nada en el fondo. Salvo una vulgar mascarada, con perfume de ilusión. Dueña de nuestros espíritus crédulos e inocentes. Condicionamiento en masa, allí donde los nervios están en carne viva. En el margen está la rabia, bastión de los galeotes. Juntos somos el mundo y el sistema no es nada. Toma conciencia, hermano, escucha a tu corazón. Desconfía del sistema, asesino y mentiroso. Aléjate del odio, que viene a buscarnos. Humanidad humana, sólo el amor nos salvará. Escucha el silencio cuando tu alma esté en paz. Ahí está la luz, la luz ha llegado. Verdad en nosotros mismos, fruto de la creación. No olvides tu historia, no olvides tu misión. Última generación con poder para cambiarlo todo. La vida está con nosotros, no tengo miedo del peligro. Así que levantemos nuestras voces para dejar de olvidar. Fragmentos de polvo de estrella, ¿ a qué esperas para brillar ? Hermanos y hermanas, reformemos la cadena, porque sólo somos uno dividido en la carne. volvamos a encontrar la alegría, la ayuda mutua, a levantarse. Basta con un resplandor para destruir las tinieblas. Este tiempo se sofoca, un olor a azufre. El fin se siente, la Bestia embruja a las masas. Los símbolos se invierten, se confunden los funerales. La estrella que hace girar la rueda se acerca a nuestro cielo. Tierra en agonía, malestar en el honor. Locura, calumnia, poco corazón en el momento adecuado. Ignorancia de la suerte y de la magia de la vida. Afectado por el horror, formado en la supervivencia. La época, lo peor, una parte de las consecuencias. El bien, el mal, hoy elige tu bando. El ser humano se ha perdido, demasiado preocupado por tener. Las estrellas se ponen de acuerdo para devolvernos el camino, cuadriculado encordado, pero pasa la luz. Ten confianza en la vida, en la fuerza de tus sueños. Todos tenemos un ángel de la guarda, está ahí si lo buscas. Cuando el corazón sólo es uno, con el ánimo y el gesto. El gran día se prepara, ¿no ves los signos? La muerte no existe, es sólo el fin de los ciclos. Este fin se dibuja, el humano se extermina. Esperanza añil, las Pléyades nos designan. Levanta la cabeza y comprende, siente la fuerza en tu ser. Deja atrás Babilonia, dilucida el misterio. Nada se echa a suertes, que el Cielo te bendiga. Hijo del quinto Sol, lee entre líneas... Hijo del Quinto Sol, lee entre lìneas. La verdad se encuentra en nosotros, porque la solución se encuentra en nosotros, porque la vida se encuentra en nosotros.

(Letra traducida de 5ème soleil, de Keny Arkana)

http://www.youtube.com/watch?v=Dda3KKqojRw&NR=1

sábado, abril 17, 2010

Paz habita en las grietas del abismo

Paz camina por el borde de un abismo rocoso rojizo. El sol se pone. Le cubre un vestido blanco y el viento que la rodea es tan material que incluso parece adquirir color por momentos. No sabe si sueña, desea o sugiere.

Paz cierra los ojos e imagina cómo sería si se decidiera a lanzarse. Toca el abrigo de viento que tomaría y lame (mentalmente) cada centímetro de abismo. Vacío, vicio y viento. Y en medio de la espiral, su espíritu. Buscando buscarse, buscando encontrarse.

Levanta de nuevo los párpados, respira profundamente, vuelve a bajarlos. Absorbe el viento y ansía caricias etéreas para volar.


Lo místico del paisaje le habla desde el fondo de los acantilados. La entropía reina. Paz bucea sonriente a contracorriente del aire: esquiva las ataduras y los encierros y los limbos (que también encierran, se dice) en busca de otros limbos que ya no denominará de ese modo, en busca de otros puntos de nada y de nadie en los que sólo haya viento y armonía.


Puntos de evasión, de fuga, de un azul celeste blancuzco en los que poder descansar. Se auto-condena así a un ostracismo que se presenta, en medio de la extrañeza lluviosa, gris y diferente que reina en los espacios alejados del abismo, como, quizás, el mayor de los placeres.

Porque quizás sólo esa paz merezca la pena. Sólo esa estancia instantánea al borde del abismo rocoso en la que el viento golpea a los ojos, a las mejillas, a la voz, a las palabras absurdas. Sólo ese silencio ventoso capaz de trasladar a la más maravillosa de las calmas.

Paz agarra a Naturaleza. Permanece engarzada a ella. Ahora está sentada, entre la tierra, se va fusionando poco a poco. Piensa en quedarse ahí, le aterra pensar en el oscuro barullo que altera a la sociedad. Remueve la arena en busca de piezas que le ayuden a elevarse por encima de sus absurdeces y de los desperdicios de horas que continúan incrementándose sobre el asfalto en el que se reúnen los “grandes fines” de la humanidad.

“Si nada puede cambiar”, se dice Paz, “si la subestructura va copando la realidad de un modo descarado y no hay escapatoria, al menos, dejadme escapar por las fisuras, dejadme arrastrar por este viento del abismo rocoso y por la luz que aún no han logrado ensombrecer y bajo la cual reside una energía potentísima capaz de absorbernos y trastocarnos y empujarnos a salir fuera, a escalar hasta aquí. Salirse. Buscar una concha, una cueva, refugiarse, olvidarse.”

Así Paz se olvida del antes, del después. Se concentra sólo en ese abismo rocoso anaranjado del instante Ahora. Se enrosca con la soledad, folla con el silencio… y acaricia y besa y baba al mar hasta que toda el agua es agua salada… Y respira, respira profundamente hasta volverse aire.

sábado, abril 03, 2010

Ya no hay limbo

La sensación de ir cayendo en penumbra,
quizás también de envilecerse.

Ya no hay sitio en cualquier sitio,
ya no hay limbo.

Ya no hay pensamientos adaptables,
ni potencialmente omnipresentes.

La perversión se asomó anoche
por una puerta efímera

pero cuando comprendí
cuán absurdo era todo,
esa espera literal de la nada -o de lo ya conocido-
(en medio de un amanecer vacío
impregnado de vodka)... :

escapar, escapar...
salir corriendo de esta jaula endogámica y cansada,
muy cansada de sí misma


Ahora el vodka parece batirse en duelo con el humo,
con ese aire asqueroso que absorbimos aún a pesar del
dis-placer provocado. ¿Qué queríamos?
¿Esbozar un tangible del absurdo?


Veo las historias recubiertas de otra textura, de otro aire...
Y los recuerdos (los recuerdos de gestos) siguen punzando las durezas
de una soledad cada vez más enviciada de sí misma, cada vez más orgullosa,
más cruel, más celosa en su cuidar de la guarida

Pero que tampoco escapa a la absurdez, tampoco... supongo...

lunes, marzo 22, 2010

Espiral de percepciones

Fantasear con la idea de deshollinar nuevos amaneceres,

de abandonar mi madriguera con frecuencia,

de marearme en humaredas efímeras

de gotas diminutas

de líquidos evaporables




con la posibilidad de colmar las páginas vacías de los días celestes con miradas desde otros balcones



Llegan ahora otros cabellos. Los dedos se recubren con las adquisiciones de nuevas pieles

(que cargan ahora con otros nombres)


Significante recuerda viejos&renovados Contenidos


El humo me aturde, me excita por dentro


El tiempo ya no se mueve alrededor (¿o es que su velocidad es tan vertiginosa que apenas puedo respirarla?). Me recorre. Me vive.


Lo fumo armoniosa y parsimoniosamente


Lo viejo se transforma en madera decadente, en decorados plagados de simbología.


El vómito se precipita.


Y este relato pierde cada vez más sentido, se diluye entre mi


Recórreme. Y hazlo rápido. Impide un regreso a la concreción.

sábado, febrero 27, 2010

Urgen Fantomas

sistema. (Del lat. systēma, y este del gr. σύστημα). 1. m. Conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí. 2. m. Conjunto de cosas que relacionadas entre sí ordenadamente contribuyen a determinado objeto.

El árbol escapa del Sistema. Tiene cinco ramas sinuosas, perfectas en su imperfección, simétricas en su organicidad.

El Sistema es tan sutil. Actúa por debajo. Tiene de su parte el concepto de “normal”. Pero es tan aberrante.

Ahora la pobreza es sinónimo de miedo. La pobreza implica ausencia de calidad de vida. Entonces, hay que apartarla. Guardarla en las afueras. Donde no podamos verla. Donde no moleste. Donde no nos asuste. Porque ellos, los pobres, no dieron la talla, no aguantaron el ritmo, no llegaron, no tuvieron suerte.

...Todos somos esclavos... Pero ellos no pudieron. O se perdieron antes de introducirse en esta locura colectiva. Eso es,
locura (en su significado negativo) colectiva.

Vestimos como
ellos quieren. Sino, estás fuera. Hablamos como ellos quieren, con sus conceptos, con sus medios. Sino, estás fuera. Vamos dónde ellos quieren y con la ropa que ellos quieren, claro. Mueven los hilos y nosotros, como pánfilos, ni nos enteramos.

Luchamos por adquirir la casa que
ellos quieren, el coche que ellos quieren, el trabajo que ellos quieren. Y sino llegas a eso, estás fuera. Aceptamos barbaridades. Ponte tacones para el trabajo, causales buena impresión. Ya sabes, los intangibles, o mejor dicho, sus intangibles. Quítate el piercing, pareces rebelde. Siéntate bien. Las chicas no pagan. Total, esta es una prostitución constante. Aceptar ese no pagar es un tipo de prostitución.

Véndete. Eso es. Vende tu tiempo y ponte a sus órdenes. Ya tienes tu éxito y tu gran trabajo en
su gran empresa. Todo está perfectamente organizado y tú sin enterarte. Tú chillando a tus padres que no eran quien para organizarte la vida sin saber que había otros padres más poderosos. Que te empujarían a la maquinaria con mucha más fuerza. Que te llenarían de prejuicios y te harían asustarte de los pobres, de los marginados, de los drogados, de los que no llegan (sin hacer que te preguntases siquiera por qué han acabado durmiendo en la sucursal de algún banco o que es lo que podemos hacer por ellos; sólo preguntándonos qué es lo que podemos hacer por nosotros, los grandiosos y privilegiados que hemos llegado hasta aquí). Y continuamos, continuamos maldita sea alimentando al monstruo, al lobo feroz.

Si, ahora lo comprendo. Antes no. Pero estas cosas tienes que palparlas, escucharlas. Pon la oreja y fíjate. Será suficiente. Pon la oreja y observa bien, atentamente, muy atentamente, las palabras. “Se quedó sin nada, sin trabajo, la casa hipotecada…” Lo que quiere decir: Se quedó sólo, se quedó fuera del maldito Sistema. Así que ahora es un ser falto de esclavitud. Quizás tenga suerte. Y dentro de poco, pueda volver a formar parte de la maquinaria, de las reglas. Pagar impuestos reglamentariamente, vestirse adecuadamente para ir al trabajo.
Valer, dar la talla, dar la puta talla.

Y no, no mires al otro lado. Si miras, es mejor que no lo comentes con nadie. Te tomarán por loco, o por
anti-sistema. Ellos y sus odiosos conceptos. No buscamos estar fuera, no. Buscamos cambiar esta mierda, esta asquerosa mierda. Mientras ellos ensucian las palabras o crean otras propias. (El lenguaje era demasiado bonito). Entonces les basta con poner un anti y ya está, te dejan fuera (al mismo tiempo que te meten dentro de si), te tachan de quejica, porque claro, ellos te dan todo y tú quejándote. Porque claro, eres un joven perdido, que no sabes nada de la vida y que quieres llenarla con cualquier estupidez. Porque no has pensado, qué vas a saber tú de lo que es pensar. Mejor se ponían a trabajar y se dejaban de estupideces, farfullan los señores de traje gris. Porque claro, no se puede desobedecer al patrón así como así. Lo tienen todo bien pensado. Todo atado y bien atado para que no trates de salir o de Pensar. Y nada, absolutamente nada se les escapa, ni siquiera el dejar un pequeño espacio de margen entre lo de dentro y lo de fuera, porque claro, ellos son muy democráticos y muy tolerantes y hacen las cosas lo mejor que pueden para que llueva a gusto de casi todos. Así que ahora, a buscar la utilidad. TODO subyace en el fondo, ¿no lo ves? Cada vez con menos discreción. No estudies determinadas cosas, que no, que no te van a servir de nada. Servir. Pero si se trata de servirles a ellos entonces es otra cosa. Ése es su consejo: búscate algo útil y, sobre todo, no pienses. Camina rápido, lo más rápido que puedas y no te detengas a hablar con ese mendigo que no dio la talla, que no puede enseñarte nada, que seguramente te atraque y que quizás sea extranjero.

Me dan tanto asco
sus palabras. Sus sucios injertos diarios en el atrofiado subconsciente colectivo y nosotros como si nada. Haciendo lo que debemos, lo que tenemos que hacer, lo que está bien. Poniéndonos gafas opacas cada vez que sale el Sol para no ver, ahorrando para comprar ese coche magnífico y esa casa tan chula que da tan buena imagen. Y seguimos aceptando sus reglas, cayendo bajo, y más bajo, suplicándoles que nos dejen jugar con ellos, con los líderes del patio.

Patéticos todos.


Menos mal que aún quedan flores y se respira poesía en algunos rincones. Poesía tan por encima …de todo, de ellos…

En homenaje a Fantomas:

"-Susan, nuestros pueblos están alineados, mal informados, torcidamente informados, mutilados de esa realidad que sólo unos pocos conocen.

-Sí Julio, pero todo eso se sabe también de otras maneras, se sabe por el trabajo o la falta de trabajo, por el precio de las papas, por el muchacho que balearon en la esquina, por los ricachos que pasan en sus coches delante de las villas miseria (es una metáfora porque tienen buen cuidado de no pasar en su puta vida). Eso se sabe hasta en el canto de los pájaros, en la risa de los chicos, en el momento de hacer el amor. Esas cosas se saben, Julio, las sabe un minero o un maestro o un ciclista, en el fondo todo el mundo las sabe, pero somos flojos o andamos desconcertados o nos han lavado el cerebro y creemos que tan mal no nos va porque no nos allanan la casa o nos matan a patadas…"

(Fantomas contra los vampiros multinacionales, Julio Cortázar)

miércoles, enero 13, 2010

Detente, mirémonos

Esta es la historia de una época sin futuro y sin pasado. Aquí todo vuela, todo se destruye, todo se borra. Incluso estas letras. Solo permanecen unos instantes sobre la pantalla. Luego –y cuando digo luego ya es ahora- desaparecen. También nosotros desaparecemos a cada instante. Instantes irónicos que se burlan, sarcásticos, de nuestra creencia ciega en una eternidad (nunca antes tan fantasmal).


Esta es la historia quizás de hoy. Dónde cada vez menos gente se detiene a respirar hojas viejas en salas llenas de polvo. Dónde cada vez saboreamos menos los besos y la intensidad de una mirada frente a frente capaz de condensar la respiración para expirarla después en una de esas clases de gemidos que sólo yacen entre la piel, los ojos y la noche.


Esta es la historia de los tubos metálicos en los que nos quedamos atrapados a cada paso. Hay tubos por todas partes. Cables como venas que nos enredamos al cuello para convertirnos en sus esclavos. Pero es también la historia del humo y las chimeneas de fábricas a todo gas.


Es la historia de todo lo que tememos se extinga entre bits, bytes y ondas electromagnéticas. Y quizás nada de lo esencial desaparezca. Pero esta velocidad, esta falta de oxígeno, esta ausencia de aliento en mi nuca…


Nos conocimos en un pasillo (pero, ¿qué importan los lugares? Además, pasillo suena a paso y pequeño). Ahora es cuando se supone que debo describirte, pero te me escapas. Te me escapas tanto y tantas veces…


Quizás ya no amemos. O queramos amar tanto que amemos mal y a demasiada gente y entonces las relaciones se tornan irresolubles. El caso es que en esta época de velocidades de vértigo siento a cada instante que si no te atrapo te me irás y que si te me vas te llevarás ilusión, esperanza y la posibilidad de que un progresivo conocimiento nos condujese al placer inexplicable de poder tocarnos por dentro, respirar a través de otras vísceras.


No sé si tu timidez y tu incapacidad para mostrarte es un producto de esta época, de esta historia o un rasgo de la personalidad ya viejo. No sé por qué me empeño. Pero tus ojos me siguen hablando de algo que no consigo descifrar y yo les sigo como una niña sin miedo que sigue a un lobo en medio del bosque sólo para averiguar que es lo que le quiere enseñar el lobo.


Pero así son estos tiempos. Todo pasa. Y ahora pasas tú. Yo intento alcanzarte pero tú siempre corres más que yo. Será porque eres más de esta época plagada de asuntos efímeros. Si es malo o bueno, mejor o peor, eso, lo desconocemos.


Pero tenemos el gusto ya gastado, los ojos cansados de tanto ver y escudriñar. Y, a pesar de ello, continuamos buscando. Continuamos siguiendo a los lobos. Las cosas se han dislocado. Ya no hay pastorcillo embustero, sino pastorcillo perdido. Ya no hay pastorcillo sabio, sino pastorcillo torcido.


¿La ambientación? Imagina un bosque. Pero en lugar de árboles… No, imagina árboles pero de troncos hechos a base de ladrillos. Imagina que sus ramas están constituidas por tubos de escape que en lugar de frutos dan humo, un humo sucio e irrespirable. Y, por último, imagina que estos árboles están plagados de cadenas, de crisis, de miedos, de sentido práctico, de epidemias, de corrupción y de sin-sentido. ¿La ciudad? Una adaptación de este bosque, un lugar de millones de des-encuentros a cada segundo. ¿Los pueblos? Adaptaciones del bosque, mucho más pequeñas, pero envueltas en tedio, vicios, olvido de la existencia de otros mundos.


¿El resultado? Una aproximación extraña a nosotros mismos. Una aproximación distante, nublada, quizás equivocada.


Puede que si te atrapase, si se produjese un no-desencuentro, si nos alejásemos de eso, la premisa dominante que culmina en la más absurda individualidad, quizás pudiésemos dilatar los días venideros, hacerlos un poco más de antes y menos de ahora, darles tiempo a esos días y cultivar unas horas más para nosotros…


Pero aún somos un producto a medio camino, perdido a la deriva entre el antes y el después que tratamos de construir. No está mal el desencuentro meditado fruto de un conocimiento, de un atrevimiento, de un “adiós miedo” y un cruce posterior; el problema es ese terror que nos impide encontrarnos, que nos sume en círculos borrachos de pasos que no queremos dar pero que damos (ya sabéis cómo, siguiendo a los lobos).