miércoles, marzo 06, 2013

Malestares difusos

Contradicciones molestas
Contradicciones carga
Contradicciones interiores
Impotencia de expresión
Reconocimiento no inmediato de la opresión

Frustración
Frustración
Frustración
Frustración
Frustración que se descarga a cada tecleo de
f
r
u
s
t
r
a
c
i
ó
n

Quieres estar fuera pero sigues dentro

y te sientes cada día más cobarde
más estúpida
más cómplice
menos tú
más ellos
menos tú
más perdida (y por ello pérdida)
más hormiguita, más cualquiera, más tan poca cosa...
tan contribuyente a que la mierda reinante siga funcionando

indefensa
bloqueada
angustiada

viendo todo
capaz de nada

haciendo de cada día un día más
creyendo que me preparo para algo...

y temiendo engañarme
(temiendo perder mi capacidad de respuesta)

temiendo que salir de aquí sea palpar el bloqueo
las paredes que me asfixian
la presión sobre mis sienes que torna todo oscuro
y callejón (sin salida)

esté mundo es realmente difícil de habitar
¿quién soy yo?

mi yo (si es que tal cosa existe) parece huir,
se agazapa,
susurra (con frecuencia mal y tarde),

pero desea gritar
desea reaccionar en el instante en que lo provocan
desea ser sincero
dejar de fingir

que puede haber armonía
cuando tratan de mantener sus privilegios con su cínica sonrisa
con su verdad "universal"
con sus contradicciones que siempre sirven de paraguas
por los que resbalan las críticas
al sexo marcado por la vulva desconocida (confundida atrozmente con un agujero vacío)

te critican por ser liviana
te critican por ser pesada

te critican si no amas
te critican si amas demasiado

nuestras heridas/pasiones/pensamientos son "desproporcionadas"
los del otro sexo son "razonables"

mensajes contradictorios generan esquizofrenia
es díficil ser mujer y no sentirte loca por momentos
Virginia Woolf era una sabia:
muchos dicen admirarla,
pocos pueden entenderla

el hermetismo
la frialdad
la fortaleza
el desapego
esas características asociadas a "lo masculino"
pretenden imponerse como positivos

pero sólo constriñen, confunden y
hacen temblar de nervios
a quienes no están permanentemente en ese estado

se imponen desdeñando la comunicación,
la calidez
los momentos de debilidad
el cariño

se imponen atormentando
haciendo siempre sentir culpables a las mismas
por su forma de amar (o de no amar)
de participar
de expresar
de mirar

el caso es siempre ser juzgadas,
minadas
deterioradas
avasalladas,
como diría Berenice Eingberg

siempre exigiéndonos que respondamos
como pretende el sexo cuyo faro es un falo ciego
ahora frívolamente,
luego racionalmente,
y después apasionadamente
¡no somos marionetas!

La tendencia:
pretensión de legitimar vuestro discurso
manipularnos para que encubramos vuestros privilegios
recordarnos nuestras "conductas infantiles" (que dais por hecho)
¡y obviando las vuestras!

reprocharnos nuestro exceso o falta de sentimiento (asumiendo la falacia de vuestra racionalidad inherente)
¡y obviando los vuestros!

reprocharnos nuestro exceso de demandas (que no dudáis en afirmar)
¡y obviando los vuestros!

situarnos en la mira,
tratar de definirnos
decirnos cómo tenemos que hacer las cosas -con mayor o menor descaro–
estrujarnos
y moldearnos

Pero no somos escultura
así que quizá, para variar,
podríais poneros a vosotros en vuestra propia diana

y devolvernos:
aire
espacio
y una vida sin vigilantes

Pasillo de la existencia



No te diste cuenta, pero ya te transformaste en hormiguita. Igual a todas, laboriosa, ahora vives para trabajar. No para ser, no para vivir, no para pensar, no para estar. Ahora sólo te mueves rápido, sin mirar mucho atrás, ni a los lados, ni a nada. La superficie se ha vuelto negra para que nada te distraiga, tus patitas y tu cuerpo se mueven en medio del hacinamiento mundial, donde todo se ahoga, donde solo se busca que las hormigas no se detengan, nunca, ni un instante, a contemplar su retozamiento sobre la locura y el absurdo.


pero es odioso vivir así
no quieres ser más una hormiga
ya bastó