sábado, junio 16, 2012
Desintegración
Nos escondemos en los trapos. También en los muros gruesos de piedra fina y en las paredes metálicas de las pequeñas puertas de los carros que nos conducen al final. El final de todo y de nada. La orgía del absurdo. Si al menos fuésemos hormigas... Todo tendría más sentido. Las hormigas, dicen, se apoyan, convergen. Pero nosotros... a nosotros nos encanta patalear. Golpearnos la cabeza y espolvorear el espíritu entre las horas lúgubres de la noche de los tiempos. Espolvorear el espíritu equivale a desintegrarse.¿En qué? No sé, pero en cualquier caso nos desaparecemos.
( )
Pero nos pensamos diferentes.
Quizás para esquivarnos, para no encontrarnos a nosotros mismos si desnudamos al otro.
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