sábado, febrero 27, 2010

Urgen Fantomas

sistema. (Del lat. systēma, y este del gr. σύστημα). 1. m. Conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí. 2. m. Conjunto de cosas que relacionadas entre sí ordenadamente contribuyen a determinado objeto.

El árbol escapa del Sistema. Tiene cinco ramas sinuosas, perfectas en su imperfección, simétricas en su organicidad.

El Sistema es tan sutil. Actúa por debajo. Tiene de su parte el concepto de “normal”. Pero es tan aberrante.

Ahora la pobreza es sinónimo de miedo. La pobreza implica ausencia de calidad de vida. Entonces, hay que apartarla. Guardarla en las afueras. Donde no podamos verla. Donde no moleste. Donde no nos asuste. Porque ellos, los pobres, no dieron la talla, no aguantaron el ritmo, no llegaron, no tuvieron suerte.

...Todos somos esclavos... Pero ellos no pudieron. O se perdieron antes de introducirse en esta locura colectiva. Eso es,
locura (en su significado negativo) colectiva.

Vestimos como
ellos quieren. Sino, estás fuera. Hablamos como ellos quieren, con sus conceptos, con sus medios. Sino, estás fuera. Vamos dónde ellos quieren y con la ropa que ellos quieren, claro. Mueven los hilos y nosotros, como pánfilos, ni nos enteramos.

Luchamos por adquirir la casa que
ellos quieren, el coche que ellos quieren, el trabajo que ellos quieren. Y sino llegas a eso, estás fuera. Aceptamos barbaridades. Ponte tacones para el trabajo, causales buena impresión. Ya sabes, los intangibles, o mejor dicho, sus intangibles. Quítate el piercing, pareces rebelde. Siéntate bien. Las chicas no pagan. Total, esta es una prostitución constante. Aceptar ese no pagar es un tipo de prostitución.

Véndete. Eso es. Vende tu tiempo y ponte a sus órdenes. Ya tienes tu éxito y tu gran trabajo en
su gran empresa. Todo está perfectamente organizado y tú sin enterarte. Tú chillando a tus padres que no eran quien para organizarte la vida sin saber que había otros padres más poderosos. Que te empujarían a la maquinaria con mucha más fuerza. Que te llenarían de prejuicios y te harían asustarte de los pobres, de los marginados, de los drogados, de los que no llegan (sin hacer que te preguntases siquiera por qué han acabado durmiendo en la sucursal de algún banco o que es lo que podemos hacer por ellos; sólo preguntándonos qué es lo que podemos hacer por nosotros, los grandiosos y privilegiados que hemos llegado hasta aquí). Y continuamos, continuamos maldita sea alimentando al monstruo, al lobo feroz.

Si, ahora lo comprendo. Antes no. Pero estas cosas tienes que palparlas, escucharlas. Pon la oreja y fíjate. Será suficiente. Pon la oreja y observa bien, atentamente, muy atentamente, las palabras. “Se quedó sin nada, sin trabajo, la casa hipotecada…” Lo que quiere decir: Se quedó sólo, se quedó fuera del maldito Sistema. Así que ahora es un ser falto de esclavitud. Quizás tenga suerte. Y dentro de poco, pueda volver a formar parte de la maquinaria, de las reglas. Pagar impuestos reglamentariamente, vestirse adecuadamente para ir al trabajo.
Valer, dar la talla, dar la puta talla.

Y no, no mires al otro lado. Si miras, es mejor que no lo comentes con nadie. Te tomarán por loco, o por
anti-sistema. Ellos y sus odiosos conceptos. No buscamos estar fuera, no. Buscamos cambiar esta mierda, esta asquerosa mierda. Mientras ellos ensucian las palabras o crean otras propias. (El lenguaje era demasiado bonito). Entonces les basta con poner un anti y ya está, te dejan fuera (al mismo tiempo que te meten dentro de si), te tachan de quejica, porque claro, ellos te dan todo y tú quejándote. Porque claro, eres un joven perdido, que no sabes nada de la vida y que quieres llenarla con cualquier estupidez. Porque no has pensado, qué vas a saber tú de lo que es pensar. Mejor se ponían a trabajar y se dejaban de estupideces, farfullan los señores de traje gris. Porque claro, no se puede desobedecer al patrón así como así. Lo tienen todo bien pensado. Todo atado y bien atado para que no trates de salir o de Pensar. Y nada, absolutamente nada se les escapa, ni siquiera el dejar un pequeño espacio de margen entre lo de dentro y lo de fuera, porque claro, ellos son muy democráticos y muy tolerantes y hacen las cosas lo mejor que pueden para que llueva a gusto de casi todos. Así que ahora, a buscar la utilidad. TODO subyace en el fondo, ¿no lo ves? Cada vez con menos discreción. No estudies determinadas cosas, que no, que no te van a servir de nada. Servir. Pero si se trata de servirles a ellos entonces es otra cosa. Ése es su consejo: búscate algo útil y, sobre todo, no pienses. Camina rápido, lo más rápido que puedas y no te detengas a hablar con ese mendigo que no dio la talla, que no puede enseñarte nada, que seguramente te atraque y que quizás sea extranjero.

Me dan tanto asco
sus palabras. Sus sucios injertos diarios en el atrofiado subconsciente colectivo y nosotros como si nada. Haciendo lo que debemos, lo que tenemos que hacer, lo que está bien. Poniéndonos gafas opacas cada vez que sale el Sol para no ver, ahorrando para comprar ese coche magnífico y esa casa tan chula que da tan buena imagen. Y seguimos aceptando sus reglas, cayendo bajo, y más bajo, suplicándoles que nos dejen jugar con ellos, con los líderes del patio.

Patéticos todos.


Menos mal que aún quedan flores y se respira poesía en algunos rincones. Poesía tan por encima …de todo, de ellos…

En homenaje a Fantomas:

"-Susan, nuestros pueblos están alineados, mal informados, torcidamente informados, mutilados de esa realidad que sólo unos pocos conocen.

-Sí Julio, pero todo eso se sabe también de otras maneras, se sabe por el trabajo o la falta de trabajo, por el precio de las papas, por el muchacho que balearon en la esquina, por los ricachos que pasan en sus coches delante de las villas miseria (es una metáfora porque tienen buen cuidado de no pasar en su puta vida). Eso se sabe hasta en el canto de los pájaros, en la risa de los chicos, en el momento de hacer el amor. Esas cosas se saben, Julio, las sabe un minero o un maestro o un ciclista, en el fondo todo el mundo las sabe, pero somos flojos o andamos desconcertados o nos han lavado el cerebro y creemos que tan mal no nos va porque no nos allanan la casa o nos matan a patadas…"

(Fantomas contra los vampiros multinacionales, Julio Cortázar)