sábado, septiembre 05, 2009

Infinita Tristeza

La solemnidad del golpe seco que precede al vacío de la soledad cortante y silenciosa que se produce cuando la compañía, las risas, el ritmo frenético, los líquidos de sabores eléctricos, la música perturbadora y las conversaciones profundas en las que las palabras desprenden un frío helado llegan a su fin.

“La tristeza es un vicio”, y a veces aparece en mitad de las noches como uno más..., en las noches llenas de vicios y excesos en las que confirmamos nuestra humanidad y nuestra necesidad de sentir.

Sentir.

La lucidez me permitió sentir en ojos ajenos (pero demasiado cercanos). Y no encontré manera de escapar, la fuerza de la gravedad del centro del cruce era demasiado poderosa.

Cada alma humana puede ser contenedora de demasiadas penas, de demasiadas complejidades. La capacidad de ayudar puede ser infinita, pero el poder de la ayuda tan ínfimo... No podemos pretender modificar rumbos constantemente, aunque nos empeñemos.

Supongo que, a veces, maktub (“está escrito”).
O quizás siempre...

Pero las lágrimas no cesaban.Expresaban y expresaban…Demasiado dolor, demasiado sentimiento.Y a mí me invadía un sentimiento de orfandad difícil de explicar. No me refiero a la ausencia de padres, sino a una cierta soledad frente al dolor y a la sensación de impotencia ante la vida (y ante los sentimientos y ante las mentes) que provoca la necesidad de Abrazos que no siempre somos capaces de pedir (o de dar) porque sabemos que pueden hacer estallar... todo.

Los ojos siempre hablaron de más.

Por eso a veces prefiero mirar al suelo.

Para no escucharlos… para no ahogarme en su exceso de pasión o de dolor (a veces sinónimos...), que contradecía constantemente a la sonrisa (propia de las montañas rusas, en este caso) de los labios.

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