domingo, noviembre 22, 2009

Retiren el Foco, por favor

El Foco de la luz del día lo tiñe todo de horrible, de vulgar. El pequeño mundo se torna inaguantable al disecar a las personas y a sus acciones como si de animales se tratara. Las explicaciones engrisecen y ensucian todo. Y llega el Asco.

Las Frases pugnan por salir del cuarto oscuro. Lo intentan por todas partes. Se pegan a mi piel y a mi cabeza (sobre todo a mi cabeza) y se niegan a quedarse solas en ese cuarto sin aire. Normal.

Se me salen por los ojos, ahí si que no puedo impedírselo. Las Frases. Las dichosas Frases guardan todo. Me tienen atada de pies y manos.

Los Defectos crecen más rápido que una hiedra fantasiosa. Se reproducen como hongos.

(¿En qué me he convertido?)


Ni las mantas me esconden ya. A la manta más gorda le vencen las Frases, le ganan los Defectos. Y el dichoso Foco, Juez y Parte. Juez de todo y Parte para joder, para incrementar una culpabilidad que se presupone inexistente.


Luego vinieron las Fotos, la deconstrucción. Todo ese (sangriente) proceso. Del que fui sobre todo Parte destructora (…& mito erigido sobre un pasado extinguido en este presente vacío que se dedica a girar sobre sí mismo para ofrecer un prisma mediocre y sucio).

Ya no hay refugio. No hay refugio. La inquietud como tumor corporal. Los brazos ya no sirven de nada. Me rodean y no me calman. El implacable: “esto es lo que hay, lo comes o lo dejas”. Y lo comes, a la espera de algo que no te sepa a vacío cruel y te permita volver a amar. (Amar… me atemorizó la posibilidad de que lo estuviera olvidando…)


Podría haberos acariciado más y no lo hice. Podría haberos querido y comencé quizás a despreciaros (o quizás no era ese el acto… sino menos-preciar) con el derecho que se adjudican los seres despreciables. Así que ojalá tenga mi merecido en esa huida que emprendo cargada de mierda. Ojalá me cueste desprenderme de ella y llore, llore, llore… hasta deshacerme (al menos de pedazos) de mí yo perdido…



[Los sentimientos nos cargan con una responsabilidad que es sólo suya y que sabe extremadamente cruel… siempre sedientos de un dolor que logran mediante el manejo de nuestros pulsos para que queramos o des-queramos; y para esto último se me extinguieron las fuerzas…]


Y si me vuelven a asaltar
Las ganas de petardear
Dame dos hostias y hazme ver
Que estar aquí

Es un milagro que se puede compartir

1 comentario:

Javi dijo...

Nunca he tenido muy claro cuando una cosa significa negativo o positivo y me resulta muy complicado hacer cualquier tipo de tratado o distinción sobre ello. Lo que sí sé, independientemente de todo, es que merece la pena si sabes construir algo con todo ello, si sabes conducir todos esos sentimientos y emociones a otro lugar, descubrir todo eso de ti que estaba ahí y no sabias. Me hace vivir lo que leo… ¿un milagro compartido?.

No sé si la fotos que has utilizado hasta ahora en la cabecera del “blog” son tuyas, me siento muy identificado con ellas, me gustan mucho.

Un saludo.