viernes, diciembre 11, 2009

La eterna sombra

Me molesta la muerte.
Me molesta mucho.
Siempre planeando.
Siempre al acecho.

Llama, asoma, se esfuma… vuelve.
Vuelve en su tono de voz, en lo gris, en su certeza.

Entonces ya te da igual malvivir. Sólo quieres sobre-vivir, no el sentido temporal, no en el sentido de arrostrar a las tragedias…

sino en el sentido de vivir de más (algo así como una sobreimpresión... saturar los colores...) durante el tiempo (o no tiempo) que nos quede.

Maldita sea, el cáncer es el cáncer de esta época que nos ha tocado vivir.
Pero, ¿Qué pensábamos? ¿Qué si erradicásemos la tuberculosis viviríamos eternamente? Aparecería de otra forma, obviamente.

*

Y no es que NO me duela. Es que sólo quiero burlarla. Es que no quiero pensar en ella demasiado tiempo y que mate minutos vivos. Por eso sólo quiero obviarla con esa soberbia propia de la juventud, pensar que no existe, que no existe ahora. Que puedo ignorarla entre carcajadas amigas, entre latidos de vida y polvos hambrientos.

¿Qué más da?

Lo que pasa es que no asumimos (como es obvio) que el camino, allí donde choca con el horizonte, es finito, no continúa.

Nos jode pensar que van a desaparecer los latidos, las sonrisas de labios carnosos, el brillo de plenitud de los ojos jóvenes, la esperanza, la fuerza… la vida. Nos jode, irremediablemente, nos jode.

Por eso pienso que no importa cuidarse más o menos, ni vivir de una determinada manera, ni buscar nada que no sea la propia vida. El 90 por ciento del tiempo pensamos estupideces, nos enredamos en absurdeces que no hacen más que acentuar el sin sentido de esta caída y esta espera. Riamos, bebamos, disfrutemos, erremos. No pensemos tanto. Si algo es cierto, es que al final, habrá final.

1 comentario:

S. dijo...

A veces pensamos tanto en las metas que se nos olvida disfrutar del camino. No, no hay finales mientras se continúe andando aunque nos arañen los ojos y las bocas sólo puedan balbucear ajenas a la concreción.
ME encanta eso de la burla, de llegar a burlarse hasta del dolor (qué no es más que eso).
Un saludo!
S.